Azúcar, droga y veneno.
La semana pasada, hablando de la conexión entre alimentación y salud mental, me comprometí a desarrollar el tema de la influencia de la ingesta de azúcar en nuestra salud mental.
Esta relación es un tema complejo y en constante investigación. Aunque se necesite más investigación para comprender los mecanismos exactos, hay algunas formas en que el consumo de azúcar afecta a nuestra salud mental.
Aquí dejo algunos,
–Efectos del azúcar en el cerebro: El azúcar desencadena la liberación de dopamina en el cerebro, asociada con la sensación de placer y recompensa. Sin embargo, un consumo regular puede llevar a una disminución de sensibilidad a la dopamina, lo que contribuye a estados de depresión y a la ansiedad.
–Azúcar y estado de ánimo: Consumir grandes cantidades de azúcar provoca picos y caídas rápidas en los niveles de azúcar en sangre, lo que afecta al estado de animo y energía. Estos cambios se relacionan con síntomas de irritabilidad y fatiga.
– Inflamación: El consumo de azúcar esta relacionado con la inflamación del cuerpo, un proceso que también afecta al cerebro, contribuyendo a trastornos del estado de ánimo.
-Azúcar y trastornos mentales: Estudios han encontrado evidencias que asocian el excesivo consumo de azúcar y un mayor riesgo de depresión y ansiedad.
–Dependencia al azúcar: Demostrado en infinidad de estudios, muchas personas pueden volverse dependientes del azúcar, por su gran poder adictivo, afectando al bienestar mental y emocional.
Es importante tener en cuenta que el azúcar se encuentra en muchos alimentos, no solo en los obvios como puedan ser los dulces y bebidas azucaradas, sino también en productos procesados y alimentos que no parecen dulces, como las salsas y los panes.
Reducir el consumo de azúcar y mantener una dieta equilibrada y saludable es beneficioso para la salud mental y física.
Y ahora pensarás, ¿Por dónde empezar?
Puede empezar bajando la dosis poco a poco.
Te pongo un ejemplo,
Si eres de los que añade dos azucarillos en el café, puedes empezar por añadir uno y medio durante un par de semanas, para que tu paladar se pueda ir habituando al sabor menos dulce, luego únicamente añadir uno, repitiendo el proceso, bajando dosis y así sucesivamente hasta eliminarlo por completo.
Eso sí, te voy a dar un consejo,
haciéndolo desde el cariño, el respeto por tu cuerpo y responsabilidad será más fácil conseguirlo que por imposición y prohibición.
No esperes a que te lo prohíban y empieza ya.
Si crees que tus hábitos alimentarios de están perjudicando y no sabes por dónde empezar, dímelo y te ayudare encantada.
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Oli Martínez.