La enfermedad silenciosa.
Ayer, 14 de noviembre se celebraba el Día Mundial de la Diabetes.
Se trata de una enfermedad silenciosa ya que no suele presentar síntomas y a menudo se diagnostica una vez que los síntomas han comenzado a manifestarse.
Los perfectos candidatos para padecerla, nuestros hijos.
Tal vez no lo veamos así, simplemente nos movemos al ritmo que la sociedad nos marca con prisas, estrés, sin olvidar a las grandes empresas de alimentación que son las primeras interesadas y al final, las que ganan la partida.
La sociedad nos ha enseñado a comer a cualquier hora del día y en cualquier sitio y las grandes empresas se encargan de diseñar sus productos para que podamos disfrutarlos en cualquier momento y en cualquier lugar.
Comenzamos el día con prisas, buscamos comodidad, por ese motivo nuestras mesas del desayuno se llenan de galletas, galletitas y similares, sin olvidar a los reyes de la mesa.
¿Sabes cuáles son?
Son los cereales azucarados, diseñados principalmente para los niños y son uno de los alimentos más nocivos. El azúcar constituye hasta un 50% del peso del cereal.
El problema del desayuno es que acostumbra a ser poco más que postres dulces encubiertos, con grandes cantidades de carbohidratos altamente procesados y azúcar.
Así que, con este desayuno, empezamos mal el día.
Llega la hora del almuerzo,
un zumito frutas de brick, ese que compras cada día porque en el anuncio de la televisión te lo venden como si fuera lo más saludable del mundo.
Y claro, ya que a mí niño no le gusta la fruta le voy a dar ese zumito que solo tiene 10 cucharadas de azúcar, pero te lo venden como si de los beneficios de beber agua se tratara.
Junto con el brick de zumo le voy a dar cualquier paquetillo de algo que siempre hay en casa.
Con este almuerzo, vamos de mal a peor.
Merienda,
se repite el mismo menú que en el almuerzo y el desayuno…es decir azúcar, azúcar y más azúcar.
Por no hablar de las bebidas azucaradas, burbujeantes y fresquitas que tanto gusta a los más pequeños.
Venga, más y más azúcar.
Luego también tenemos las chuches, un paquetito hoy porque el niño se ha portado bien o simplemente para que deje de dar el coñazo.
En fin, la sobrecarga de azúcares que se meten estos niños entre pecho y espalda al cabo del día es una barbaridad.
Si además tenemos en cuenta que esto no sólo es un día, sino que es un día tras otro, una semana, un mes y un año tras otro, estos niños van a llegar a la adolescencia siendo la gran mayoría prediabéticos y según pasen los años, porque esto no es a corto sino a largo plazo padecerán todos diabetes y/o resistencia a la insulina.
Pero claro, como eso será dentro de muchos años y todavía no se ve…
Ojos que no ven, corazón que no siente.
Pero esa es la realidad que nos encontramos hoy en día, ni más ni menos. O ponemos solución o vamos jodidos. Mejor dicho, van jodidos.
Está en nuestras manos.
Oli Martínez.